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Desechar negocios que hacen perder competitividad y adoptar nuevos que generen sinergias y se traduzcan en crecimiento exponencial… ahí está el reto.

Los empresarios deben aprender a darles digno entierro a sus negocios y no quedarse atados al pasado o a sentimientos. Es ahí donde, generalmente, surge el proceso innovador. En palabras castizas y como diría el empresario Jorge Velásquez O’Byrne “negocios que en una época fueron vacas lecheras suelen convertirse en perros sarnosos”.

Y Jorge lo dice con conocimiento, puesto que entendió en su momento que revalidar su portafolio lo podría conducir al éxito y que solo la innovación le permitiría sortear los retos y riesgos de un negocio cambiante como el de la ingeniería eléctrica y las telecomunicaciones, foco de Inelco, empresa de la que no solo es presidente, sino de la que es socio mayoritario desde hace 23 años.

Inelco, como empresa, tuvo su origen en 1937, cuando dos jóvenes, uno de ellos tío de Jorge, crearon Otero Velásquez Inelco, como acrónimo de Ingenieros Eléctricos de Colombia, en Bogotá. De esa primera época, siendo una de las primeras compañías de contratistas y comercialización de productos eléctricos, quedaron proyectos eléctricos como el del Aeropuerto El Dorado, el Hotel Tequendama, el edificio de la Policía, la torre de Avianca, etc. Hacia 1949 decidieron montar la operación en Cali y es esta última filial la que aún se mantiene.

¿Cómo fue el paso de Jorge a Inelco? Transcurría 1994, y este administrador e ingeniero eléctrico del Sloan School of Management, la escuela de negocios del MIT fue, en representación de su padre, quien tenía el 15%, a una junta extraordinaria. La noticia: la renuncia del gerente general y la compleja situación por la que estaba pasando la empresa, que coincidía con los altos costos financieros en el país y con la crisis del sector de la construcción.

Si bien Jorge ya había sido gerente general de Inelco a inicios de la década de los 80, se postuló de nuevo al cargo de gerencia, pero esta vez con la condición de que le vendieran acciones.

Tras la negociación, y ante el escepticismo de los demás socios, quienes no le veían futuro a la organización, terminó con el 85% de las acciones (hoy tiene el 90%). Con unos ahorros y un préstamo de su padre, completó la cuota inicial, mientras el saldo del edificio quedó para pago a dos años.

Un reto mayor, sin duda, puesto que se trataba de asumir el liderazgo de una organización en cuidados intensivos. La etapa inicial estuvo marcada por muchos sacrificios de parte de Jorge y de su esposa, Luz Marina, quien ha sido su soporte, su socia y quien ha trabajado hombro a hombro con él.

La siguiente decisión fue hacer un ejercicio de planeación estratégica, en el cual se diagnosticó que las telecomunicaciones estaban en auge, mientras que el sector eléctrico estaba en picada. Por lo mismo, al saber de una licitación importante de las Empresas Municipales de Cali – EMCALI en el área de telecomunicaciones, y teniendo en cuenta que involucraba los sistemas de monitoreo SCADA (Supervisory Control and Data Decision), en los que él ya había trabajado en su paso por laboratorios Baxter como gerente de manufactura, decidió lanzarse al agua.

Evidentemente, la situación de Inelco y el nivel de especialización requerido no daba para que se presentara solo a la licitación, así que optó por buscar proveedores del exterior que manejaran el tema y actuar como integrador de tres compañías norteamericanas que tenían los componentes que se requerían. Además de esta ardua gestión, tuvo que hacer maniobras financieras y demostrar en la audiencia pública por qué Inelco y no una multinacional fuerte y con sede en Colombia debía quedarse con el proyecto.

Finalmente, la empresa colombiana ganó la licitación, y este negocio constituyó su renacimiento. No solo se liberaron las deudas, sino que empezaron a revisarse nuevas áreas de negocio. Así mismo, el proyecto de monitoreo de redes fue replicado en EPM y TeleCartagena.

Jorge, quien había desarrollado su espíritu emprendedor desde su primer trabajo como gerente de producto con el Grupo Carvajal en Productos Especiales de Exportación y luego creando una empresa, junto con su esposa, dedicada a los temas contables, empezó a liderar la ejecución de nuevos proyectos como los de alumbrado público.

De tener tres divisiones: la técnica, la de eléctricos y la unidad comercial, se pasó al modelo actual, que cuenta con unidad de cableado estructurado, la de seguridad electrónica y la de eficiencia energética y energías renovables.

La unidad de telecomunicaciones y de proyectos SCADA desapareció, a pesar de haber sido joya de la corona, porque las comunicaciones pasaron a ser inalámbricas.

Actualmente se trabaja en muchos proyectos, como la sustitución de la iluminación tradicional de mercurio de los centros comerciales, por iluminación led. Así mismo, fueron seleccionados por Innpulsa, luego de una convocatoria, para darles vida a unos intraemprendimientos y están trabajando en ello.

El interés por la autoformación, evidenciado desde que se compró en el 83 uno de los primeros computadores IBM solo para cacharrearle y terminó creando un programa de contabilidad, así como saber esperar, es crítico. “No hay certeza ni verdad revelada en este mundo de los negocios, pero con el olfato y el conocimiento se puede intuir cuál es el momento oportuno”.

Sin duda, la innovación está en seres que lideran con su esfuerzo, integridad y apertura. Y Jorge, como buen innovador, no se encierra, no se guarda el alma. Hoy día, está facilitando la incubación de emprendimientos y se divierte apoyando a quienes comparten su espíritu innovador. Lo anima el propósito superior de crear oportunidades para otros. ¡Inspiración pura!

Germán A. Mejía A.
bmLab Latam. germanmejia@bmlab.co

Fuente: http://www.portafolio.co/opinion/otros-columnistas-1/la-innovacion-no-es-un-cuento-506709